viernes, 20 de diciembre de 2013

Camino para la union de toda la energia

Aunque la traducción mas literal de Hapkido sería  Unión, Energía , Camino, me llena mucho mas la que he usado para titular este texto.
El Hapkido como toda arte marcial consta de unos valores que se le presuponen en pro del bien y el provecho de los hombres, este ha sido tema de debate en miles de libros y artículos. He leído muchos de ellos y su coincidencia con mi pensar  es absoluta, por lo que parece que es muy repetitivo hablar de las mismas cualidades de este arte si no puedo decir nada más ni mejor. No hablare de su historia, origen, filosofía ni nada que implique conceptos o vivencias analizadas desde lo racional y que pertenezcan a terceros; serán unas palabras desde los sentimientos y puramente experienciales.

Muchas de las palabras que pretendo usar las he aprendido mucho después de estar en esta disciplina y vienen de los maestros espirituales de todo el mundo, pero tiene sentido ya que al internarme en el Zen he comprendido mi experiencia en el Hapkido.
Por la cantidad de presencia y doma corporal que requiere se acerca a las duras sentadas del zen. Si te sales de tu centro pierdes el control, la mente toma las riendas e intenta sacarte del ejercicio o el cuerpo te da motivos para salir del ejercicio. Hay alguien dentro de mi que no quiere tanto presente liberador y pretende seguir con su cansina y repetitiva sucesión de pensamientos pasados y futuros.
Al entrar al ejercicio dejas lo que crees que eres en el vestuario, todo lo que crees que te configura no sirve aquí, y es duro ya que hasta tu cuerpo en su tamaño y aptitudes es cuestionado, puede ayudar algo pero no es lo importante. Tu cuerpo es una herramienta para que otro realice su práctica y un muy desobediente ejecutor de tu práctica
No es el fin el que me mantiene en el ejercicio tampoco, porque es tan largo el camino que para no desfallecer solo puedo caminar un paso, un paso, un paso....Es tan grande y complejo el camino porque el enfrentamiento es con el enemigo interno. Antes de que se confíe de que conoce una serie y se instale en su control tiene que vérselas con otra nueva en la que es un aprendiz.
 Solo desde el sentimiento de que el camino es la meta soy capaz de poner el tesón y la constancia necesarios para practicar, voy al ejercicio sin pretensiones, todo puede pasar y será bienvenido. Cada ejercicio como si fuese el primer día de practica, y para eso es necesario hasta olvidar lo del día anterior, no intento memorizar nada, la práctica hará su trabajo sin necesidad de lo racional. Ni pasado ni futuro, respiración, concentración y hapkido.
Es muy duro no salirte del ahora, con rapidez estoy mirándome desde el registro del apego, querer subir de cinturón, compararme con los demás, buscar la aprobación del maestro. En resumen, trasladar al ejercicio los valores que tanta infelicidad nos crean fuera,  y así convertirlo en otro sistema más que controlar. Y si no es así ya tenemos la frustración, el desengaño y los juicios. La felicidad me llega con la práctica desinteresada, estar más atento a quien puedes ayudar que a ti. Es por tanto una forma de vivir, no de entender, dominar y actuar en la vida.
Los tres principios del Hapkido son: 
Yu o principio del agua, la no resistencia, flexible, fluida y cambiante.
Won o principio del circulo, la energía que se nos enfrenta es desviada y dirigida en la dirección deseada.
Wua o principio de la armonía, armonía entre suceso y respuesta, entre cuerpo, mente y espíritu. 
Mi aspiración como practicante es que estos principios dirijan mi vida todo el tiempo, por eso pienso que es una forma de vivir lo que se busca, no la faceta tan perecedera y bella que es la parte marcial de este arte y que se desvanece con cualquier enfermedad del cuerpo.
En un principio pensaba que eran baños de humildad los que recibía , pero ahora pienso que es de realidad de lo que te llena el hapkido. Te coloca muy cerca de lo original y te hace ver el espacio físico-temporal que ocupas. Al enfrentarme a la fragilidad del cuerpo y la mente voy cayendo en la cuenta de que lo que soy está muy lejos de los apegos de lo que creo ser o necesitar.
Nada de esto me habría sucedido sin el maestro, sin él el camino se difumina. Hace falta gran experiencia y dedicación para poder tender la mano a los demás, su conocimiento de las técnicas y sensibilidad para captar la energía de los discípulos lo hacen un ejemplo a seguir. Honradez sin paternalismo, lo que es, es, pero sin dureza. No debe ser fácil, en mi caso ha visto todos mis demonios y fantasmas ( y lo que le queda al pobre..) desde la serenidad y comprensión. Su grandeza se ve reflejada en el grupo que le sigue, calidad humana a raudales, una representación de todos los sectores y edades de la sociedad actual con un punto de unión, él y su enseñanza.
Me gusta este camino, puede que haya algún día que hasta estas reflexiones no tengan importancia por su cotidianidad, que mi práctica sea más eficiente y que vea tan lejanos los cambios que ha provocado en mí el hapkido como lo ve el maestro.
Choi Young Sool murió octogenario en la práctica y desarrollo de esta disciplina, no dio por vencido al enemigo nunca.

3 comentarios:

  1. Yo quiero, quiero y quiero aprender. Me gusta mucho que te estes transformando y mejorando cada día. La transformación la sufrimos todos por con el paso del tiempo pero....no la mejora!

    ResponderEliminar
  2. Tal como lo cuentas parece algo muy especial, la vida es el camino y esta tan claro que nadie quiere llegar al final..solo caminar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, pero introducir final mata el camino, la meta puede ser ahora mismo si está asimilado y estará bien y no quedará nada por hacer.

      Eliminar