Hace unos días hablando por teléfono con mi hermana me sucedió algo distinto, mientras la escuchaba me vi reflejado en ella. En décimas de segundo visioné escenas de su infancia en las que yo (12 o 13 años mayor) la acompañaba, en sus exploraciones de las calles del pueblo, en los cercados cercanos a mi casa, ella sola y yo unos pasos detrás atento a observar y moderar sus emociones.Cuanto podemos influir en las personas solo con el acompañamiento, valor, fe, confianza, todo crece o mengua según el observador ya que lo miramos antes de decidir como nos sentimos. Me gustó mucho recordar esos pasajes de nuestra vida y ver en la mujer que se ha convertido.
Por la tarde mientras acompañaba a mi hija a comprar cromos sentí un escalofrío al ver a mi hermana en mí, su carácter modificó al acompañante, este que ahora en su madurez mira y sigue transmite a la niña que acompañó de adolescente. Mi hija también ha modificado a su acompañante, pero a partir del que modificó mi hermana. La vi en mi hija, hermana e hija muy parecidas, el acompañante que modifica dos veces modificado. Todos un reflejo de todos, todos creamos en todos.
Y por algún motivo recordé hasta algo que leí alguna vez y que he tenido que buscar porque no ponía en pié sobre la Red de Indra.
Me alegra que me digas que me parezco a tu niña preciosa y aunque digan que las comparaciones son odiosas, ésta es la excepción que confirma esa regla ya que no he visto jamás niña tan buena, lista y encantadora... Seguro que tú tienes mucho que ver en eso!
ResponderEliminarTienes que recordarme todas esas cosas de las que hablas.
Que buenos momentos olvidados entre tanta mierda insignificante, hipotecas, trabajos, cosas, el puto dinero.....entre toda esa suciedad es alentador saber que aun se encuentras esas cosas que recuerdas, es como el juguete que aparece en el desván de cosas viejas e inservibles ....me encanta el relato.
ResponderEliminarGracias por compartir !
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